México, comunicación y el arte de hacer limonada


La principal función del poder público es propiciar el mayor bienestar de la población, para ello el gobierno debe ser el principal impulsor y generador del "ánimo social", entendido este como el  motor productivo de la riqueza del país, los mensajes deben ir orientados para detonar el potencial de la sociedad, los trabajadores, empresarios y todo el aparato productivo. Esto no debe entenderse como palabras de aliento o de superación personal, sino como una invitación a una profunda re-ingeniería de procesos productivos.
Es verdad que el contexto internacional puede ser adverso, siempre lo ha sido, la globalización impone duros margenes de competitividad en el reparto de los bienes entre las regiones que la componen, pero también genera oportunidades, huecos y nichos de mercado en espacios donde los tentáculos de los grandes corporativos no han tocado o no les interesa invertir, esa es la función del gobierno, empujar a los actores hacia esas áreas de oportunidad.
Sentarse a la orilla de la banqueta a llorar la desgracia de un barril de petroleo devaluado, una moneda igualmente deprimida frente al dólar y en ese cuadro de terrible consternación (me faltaron los violines) declarar que lo que viene es peor, más recortes y apreturas de cinturón es la aceptación del fracaso o de la incapacidad de generar modelos de desarrollo que no vienen en el manual del FMI o del Banco Mundial, es pensar que es mejor bajar la cortina y declararnos en quiebra, eso no lo puede hacer el gobierno, no significa que debe ocultar las cosas o fingir que las cosas van bien, por el contrario, ser claro en las cifras y datos es mejor que los falsos pronósticos, pero también es una oportunidad para impulsar otros modelos de desarrollo.
Mi abuelo tenía una frase muy útil para estos casos, "si sólo tienes limones, haz limonada", el fondo de esta frase es muy sencilla de comprender, utiliza lo poco que tengas a mano para salir adelante, pero creo que México tiene más que limones para hacerlo, tiene más que petroleo y devaluados pesitos para emerger de ésta y cualquier crisis, pero necesita impulso, sentirse el agente del cambio, renovar su fuerza y su espíritu de lucha, eso lo logran los líderes. ¿Cómo?, con dos cosas: estrategia y palabras, la estrategia es un conjunto de elementos técnicos, datos y alianzas para convocar al potencial productivo del país, metas claras que generen riqueza y bienestar. Las palabras son el espíritu del ser humano, lo que hace emerger su ambición, su deseo por prosperar, por darle a su familia calidad de vida, bienestar y trabajo.
El mensaje debe dar identidad con los gobernados, un gobierno que llama a su pueblo a la austeridad debe ser también ser un gobierno austero y por ser austero no debe entenderse como, ser "pichicato" sino en "saber gastar", invertir bien en todo aquello que genere riqueza y oportunidades. 
El problema de la comunicación política es un asunto que tiene que ver con la construcción de una narrativa diferente, una narrativa constructiva que sea realista, no de promesas banas e irrealizables, sino aquellas que convoquen a la República a generar riqueza, pues ese es el origen de la pobreza y no al contrario, cerrar el paso al populismo y la demagogia en un anhelo compartido, ese es el fin de la política, abanderar el pacto social. 

Julio Castrejón

juliocastre@gmail.com

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