Cultura: factor aspiracional de México

La Cultura, vanagloriada en discursos y despreciada en los hechos


La promesa de la 4a Transformación (4T) de López Obrador tiene entre sus planes a la Cultura como factor relevante para el desarrollo de México, estamos de acuerdo en el enunciado, pero no veo que el fondo corresponda a la premisa, los programas anunciados por los futuros titulares de las dependencias culturales se observa un ánimo asistencialista y dadivoso en vez de un planteamiento de políticas públicas que vayan a la sustancia que transforme la vida cultural del país y que se traduzca en el mejoramiento de las vidas de los ciudadanos. Nada mejor que una analogía que lo explique mejor: todo experto en nutrición sabe que una persona que ha sobrevivido a una condición de hambruna prolongada,-como el caso de infantes en algunas regiones del mundo o presos en campos de concentración nazis- pueden ser alimentados súbitamente con alimentos nutritivos ricos en carbohidratos y grasas, pues ello puede ser letal para el paciente, se trata de un proceso lento que procura estabilizar la condición y elevarla gradualmente para ingerir alimentos que le ayuden a superar esa precaria condición. Con la Cultura pasa algo similar, comunidades marginadas -urbanas o campesinas- que nunca han leído un libro en su vida no pueden ser integradas de súbito a la lectura por decreto, tampoco a las bellas artes, es necesario un andamiaje distinto que vaya creando una serie de estructuras institucionales, educativas y un contexto orientado a la cultura como elemento indispensable para alcanzar el desarrollo y la calidad de vida anhelada.
Es decir, no es regalando libros a diestra y siniestra en comunidades pobres, ni obligando a los niños a asistir a conciertos de música clásica gratuitos cómo lograremos impulsar el consumo de bienes culturales, eso además de absurdo es inútil, simplemente serán libros arrumbados y niños que se quedarán dormidos. Tenemos que mirar el contexto, observar los medios en los que caminan nuestro público objetivo y actuar en consecuencia, con ello la inversión cultural no se irá al drenaje.
Es agregar contenidos culturales de alta calidad (insisto: de alta calidad) a los concesionarios de radio y televisión en su programación diaria que fomenten la lectura, el debate, la ciencia y la tecnología, que despierten la imaginación de niños y jóvenes, es invertir en más casas de cultura que ofrezcan servicios de iniciación a las artes, remunerar bien a profesores e instructores artísticos y dotar de mayor infraestructura y conectividad a internet.
El gobierno de la 4T tiene la mayoría legislativa para lograr cambios fundamentales que den posibilidad a una redefinición del papel de la cultura en la vida de los ciudadanos, en el futuro de la sociedad y por lo tanto de todos nosotros, verlo en términos asistenciales es anclarse que un pasado que simplemente no funcionó, lo podemos ver en el deambular de generaciones de jóvenes que son reclutados por el crimen organizado y otros miles que ven el futuro sin esperanza, las artes pueden lograr el efecto aspiracional que requerimos para prosperar. 
Para alcanzarlo se solicitan políticos, empresarios, ciudadanos y artistas dispuestos a dar ese paso, todo lo contrario será vil y llana politiquería.  

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